La investigación sigue desentrañando pistas que esclarezcan la muerte del fiscal hallado sin vida en el baño de su casa un día antes de comparecer en la Cámara de Diputados
| enero 25, 2015
La fiscal explicó también por qué el expediente previo a la autopsia apunta a que no hubo intervención de terceras personas en su muerte: “En primer lugar, por el espasmo cadavérico que presentaba la mano; y por el otro, falta de lesiones traumáticas en el cuerpo de Nisman”.
El lunes, al ver las noticias de la televisión, Lagomarsino se presentó voluntariamente a declarar. Dio a la fiscal un teléfono para estar localizado. Pero el viernes, la fiscal no logró dar con él, con lo que tramitó la orden de que se le prohibiera salir del país. El informático se enteró de que le andaban buscando y se puso en contacto nuevamente con la fiscal. No está acusado de la muerte de Nisman, aunque sí podría ir a prisión por prestar un arma a alguien sin permiso para tenerla, un delito tipificado en Argentina y penado con hasta seis años de cárcel.
La prensa argentina especula con el sueldo de este técnico informático, 41.000 pesos al mes (unos 4.600 dólares), el más elevado de todos los colaboradores del fiscal, y con que casi nunca trabajara en la oficina, sino en su casa o en la casa del fiscal cuando éste lo llamaba.
Por otra parte, la exesposa de Nisman y madre de sus dos hijas, la juez Sandra Arroyo Salgado, acudió a declarar. Su testimonio es valioso ya que puede arrojar luz sobre por qué Nisman interrumpió la semana pasada sus vacaciones en Europa con una de sus hijas para volver a Buenos Aires antes de lo previsto. El día después de la muerte del fiscal, a su exmujer le preguntaron si creía en la hipótesis del suicidio. Respondió que no.
El periodista del diario Buenos Aires Herald, Damián Pachter, quien el domingo por la noche tuiteó en exclusiva que había habido un incidente en el departamento del fiscal Alberto Nisman, abandonó Argentina en la madrugada del sábado porque aseguró temer por su seguridad.