La candidatura de Hillary Clinton acapara la campaña demócrata


En las primarias hay otros cuatro candidatos que apenas aspiran a influir en el mensaje


Noticia Radio Panamá | La candidatura de Hillary Clinton acapara la campaña demócrata

| agosto 2, 2015


Es la mujer más famosa de Estados Unidos. Con un 60% de apoyo de media en su partido, ganaría frente a cualquier candidato conservador según las encuestas. Ha sido senadora, secretaria de Estado y primera dama, aunque ella se presenta como madre y abuela. Falta medio año para las primarias, pero hoy por hoy Hillary Clinton solo podría perder la nominación demócrata por errores propios. Sin embargo, la candidata inevitable no es la única. Cuatro candidatos más se presentan en el lado demócrata, oscurecidos por la potencia de Clinton.

La principal ventaja de Clinton es que sus rivales son desconocidos para el público. Pero eso puede cambiar. El vicepresidente de EE UU, Joe Biden, lleva semanas dejando correr los rumores de que quiere intentarlo por tercera vez (se presentó en 1988 y en 2008), hasta el punto de las encuestas preguntan por su candidatura oficiosa y le dan un 12% de apoyos. Biden, de 72 años, no ha negado que esté explorando posibles apoyos económicos. En las últimas semanas ha elevado su perfil de sombra del presidente. Ha liderado la campaña para convencer al Congreso de la necesidad de respaldar el acuerdo nuclear con Irán y es el rostro por todo el país del discurso a favor de una subida del salario mínimo.

Mientras, Clinton navega los matices de sus contrincantes. La noche del 17 de julio, en Cedar Rapids, hablaron los cinco seguidos delante del Partido Demócrata de Iowa. Hillary Clinton tomó el escenario en medio de una ovación. Los asistentes dejaron su cena y aplaudieron en pie. Clinton, una mujer a la que cierta imagen de frialdad ha perseguido toda su carrera, busca la cercanía y se atreve con los chistes. En su discurso, prometió una subida del salario mínimo sin concretar, permisos de maternidad y guarderías. Insistió mucho en su perfil de mujer luchadora y abuela, con una madre que salió de la miseria.

A la espera de Biden, Clinton tiene a su mayor amenaza en el senador Bernie Sanders, un hombre que no tiene ningún problema en definirse como “socialista”. Según las encuestas de estos primeros meses (todo puede pasar), Sanders no tiene posibilidades. Pero la batalla es ideológica, es una batalla por acordonar lo más posible a la candidata inevitable y recordarle qué piensan sus votantes. El discurso de Sanders es implacable con los bancos, los lobbies, las donaciones millonarias a los candidatos. Implacable con el mundo de Clinton, al fin y al cabo. Y se puede permitir un discurso llano, directo e izquierdista que las bases demócratas adoran.

Aquella noche, su aparición fue apoteósica. Sanders consideró una “vergüenza” que EE UU no garantice el derecho a la salud. Prometió desde más inversión en infraestructuras hasta 12 semanas de permiso de maternidad pagado. Criticó el “desastroso” tratado comercial del Pacífico (TPP aún en negociación). Clinton no puede competir con eso.

Martin O’Malley, exgobernador de Maryland, también levantó a la gente de sus asientos al criticar el TPP. O’Malley clamó contra los ejecutivos de Wall Street, reclamó un salario mínimo de 15 dólares la hora y el fin de las deudas universitarias. Presenta un discurso parecido al de Sanders, pero es un hombre joven que, además, tiene 15 años de currículum ejecutivo.

La gente empezó a levantarse a por copas cuando subió al escenario el exsenador Jim Webb. Con una carrera ligada al Ejército, se presenta como conocedor de la política internacional. Fue el único en pronunciarse en contra del acuerdo con Irán. También fue el único en recordar que debe gobernar “alguien que pueda trabajar con los republicanos”.

El quinto candidato es Lincoln Chafee, el político que el orden alfabético quiso que abriera la jornada. En 2002, fue el único republicano del Senado que votó contra la guerra de Irak y hoy se presenta como demócrata. Clinton votó a favor de la guerra. Chafee está ahí para recordárselo.

Los demócratas de Iowa, en su cena anual, vinieron a confirmar el panorama. Clinton es a quien quieren votar para ganar. Sanders es a quien quieren escuchar. O’Malley es la garantía de que tienen banquillo. Webb y Chafee les recuerdan, aunque no quieran oírlo, que a pesar de la polarización aún existe un centro político y que un liderazgo demasiado a la izquierda no representa a todo el partido, y mucho menos a una mayoría de EE UU.

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