Casada por civil con Julio, un hombre divorciado que en su primer enlace había contraído matrimonio por civil y por la Iglesia, Lisbona relató que hace una década que no podía tomar la comunión.
| abril 23, 2014
“En septiembre del 2013 le escribí un mail al Papa, porque es argentino y uno se toma estas confianzas de creer que te contestará y me respondió el lunes último”, contó Jacqueline Lisbona, de 47 años, en declaraciones a radio Del Plata.
El Papa llamó a la mujer a su casa para decirle “que podía volver (a la Iglesia). Eso haré en algún momento. Me dijo que estaban tratando este tema” en el Vaticano y que “el divorciado que comulga no está haciendo nada malo”, agregó.
Lisbona vive en la ciudad de San Lorenzo, 300 kilómetros al norte de Buenos Aires, y dejó de ir a la Iglesia por sentirse “una católica de segunda”, según le contó al Papa en el correo.
Casada por civil con Julio, un hombre divorciado que en su primer enlace había contraído matrimonio por civil y por la Iglesia, Lisbona relató que hace una década que no podía tomar la comunión.