Biden batalla para salvar su reforma sobre acceso al voto

Internacional

El presidente Joe Biden se reunió el jueves por la noche con dos senadores de su propio partido para tratar de salvar dos proyectos de ley sobre el acceso de las minorías al voto, en un día en el que su estrategia anticovid-19 también sufrió un revés.  

Para Biden los dos proyectos de ley nacionales son necesarios para salvar la democracia tras una serie de leyes promulgadas a nivel local por los republicanos para, según activistas, poner trabas a los votantes negros y a otros, predominantemente demócratas.

Es una reforma moribunda debido al apoyo insuficiente de su propio partido. 

Los dos principales senadores que se resisten, Joe Manchin de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona, acudieron a la Casa Blanca al final del día.

La reunión con el presidente, que duró una hora y 20 minutos, fue "un amable y respetuoso intercambio de puntos de vista sobre el derecho a voto", resumió un funcionario de gobierno.

Antes Biden hizo el trayecto en la otra dirección, yendo al Capitolio, para tratar de convencer a su partido de que se uniera.

A la salida parecía derrotado. "Espero que lo consigamos pero no estoy seguro", dijo.

Biden acudió al Congreso concretamente para tratar de convencer a los demócratas de que aceptaran cambiar una regla del Senado y poder aprobar los proyectos de ley a pesar de la frontal oposición republicana. 

Pero incluso antes de que llegara al almuerzo con los congresistas, la senadora demócrata Kyrsten Sinema explicó que, aunque respaldaba los proyectos de ley, no estaba de acuerdo en cambiar la regla, conocida como filibusterismo.

Sinema dijo que pasar por alto el filibusterismo, que requiere una mayoría de 60 votos de 100 y, por lo tanto, cierto apoyo republicano para un proyecto de ley demócrata, profundizaría la "espiral infernal de división". "Proteger nuestra democracia" es algo que "no se puede lograr a través de un solo partido", señaló.

Más tarde Manchin también dejó claro que se oponía a romper el obstruccionismo, aunque apoye los proyectos de ley. A menos que ambos cambien de opinión, las medidas parecen abocadas al fracaso.

Cuando falta una semana para que cumpla un año en el cargo, el índice de popularidad de Biden es inferior al 40% y los republicanos están bien posicionados para quitar el control del Congreso a los demócratas en las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán en noviembre. 

"Lo que está en juego no es nada menos que nuestra democracia", lanzó Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y aliada clave de Biden. 

El filibusterismo

Irónicamente, en un momento de divisiones implacables entre partidos, los republicanos no son el mayor problema de Biden.

Los demócratas controlan el Senado por solo un voto y eso no es suficiente, según las reglas actuales, para aprobar la mayoría de las leyes. 

El filibusterismo ha permitido a los republicanos entorpecer el trabajo de los demócratas en el Senado durante los últimos 12 meses. 

Esta vez Biden pedía a su partido crear una excepción que permita cambiar la regla temporalmente y votar los proyectos de ley electorales por mayoría simple, pasando por alto a los republicanos.

El problema es que cambiar la norma requeriría la aprobación demócrata unánime y hasta ahora Sinema y Manchin se oponen.

Un escenario similar ocurrió hace un mes cuando el paquete social y climático Build Back Better (Reconstruir Mejor) de 1,7 billones de dólares se hundió porque Manchin se negó a apoyarlo. 

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que los estadounidenses aplaudirán a Biden al menos por haberlo intentado. 

Sin embargo, con su prestigio en juego, Biden se encuentra en una situación incómoda.

Muchos afroamericanos votan por los demócratas y algunos líderes influyentes ya han criticado a Biden por hacer muy poco y demasiado tarde por las leyes electorales, un tema delicado por la historia de racismo e intentos de restringir los votos de la población negra en Estados Unidos. 

Paralelamente, los republicanos acusan a Biden de haber abandonado sus raíces centristas y de haberse pasado a la extrema izquierda.

El discurso que Biden pronunció el martes en Georgia señalando que las leyes de acceso al voto son una herramienta vital para preservar los derechos democráticos fue "divisivo" y "pura demagogia", estimó el senador republicano Mitch McConnell.

El segundo golpe del día al mandatario se lo propinó la Corte Suprema y fue igual de doloroso, al fallar en contra de que la vacuna anticovid sea obligatoria en las grandes y medianas empresas, una medida clave del gobierno para controlar la propagación de la variante ómicron.