Casi un millón de mexicanos siguen bajo el agua tras dos semanas de lluvias


Tlacotalpan, sumergido en su mayor parte por el desborde del río Papaloapan, es un ejemplo de la crisis que padece el estado de Veracruz (este), el más afectado del país por las fuertes tormentas y que sigue con una tercera parte de su territorio bajo el agua.


Noticia Radio Panamá | Casi un millón de mexicanos siguen bajo el agua tras dos semanas de lluvias

| septiembre 14, 2010


TLACOTALPAN, México (AFP) – Las lluvias más intensas que recuerde México, que dejan 25 muertos y cerca de un millón de damnificados en dos semanas, mantienen prácticamente inundado al poblado colonial de Tlacotalpan, donde sus habitantes se apresuran en secar sus pertenencias.

"Llegamos a tener el agua inundando los segundos pisos (de las casas), con más de 2 metros de altura. Ahora tenemos menos de un metro y la gente ha llegado a secar sus cosas, pero aún la emergencia no ha pasado", señaló a la AFP la alcaldesa de Tlacotalpan, Esperanza Burela.

Tlacotalpan, sumergido en su mayor parte por el desborde del río Papaloapan, es un ejemplo de la crisis que padece el estado de Veracruz (este), el más afectado del país por las fuertes tormentas y que sigue con una tercera parte de su territorio bajo el agua.

Al menos dos represas en la zona montañosa del estado vecino de Oaxaca siguen a su máximo nivel de capacidad y aunque los responsables de la Comisión Nacional del Agua accedieron a cerrar sus compuertas, el riesgo de un nuevo aumento de aguas no es descartable, dijo Burela.

"Tenemos las presas llenas y esa agua todavía va a pasar por acá aumentando el nivel del río", agregó.

Un 95% de Tlacotalpan, de 8.500 habitantes en su casco urbano y 5.000 en las zonas rurales, fue evacuado hacia refugios en la vecina ciudad de Alvarado y en el puerto de Veracruz, de los cuales algunos ya pudieron regresar este lunes, según la alcaldesa.

Una de los pocos lugareños que se quedaron en Tlacotalpan es Isidra Castro, quien lidia en una escuela habilitada como refugio con su madre, ya anciana, y su abuela, que bordea los 100 años.

"Nos tocó traerla para acá en un colchón, con la ayuda de los vecinos, porque ella ya no puede caminar", contó Isidra.

"La situación sigue siendo muy mala. Estamos en una escuela con mi esposa y los niños. Tenemos algo de comida y agua para tomar, pero no la suficiente para bañarnos. Además abundan los mosquitos", se lamentó Antonio Peña, un pescador de 35 años.

Las lluvias, que comenzaron por una confluencia de tormentas en el Pacífico y el Golfo de México, se han extendido prácticamente a lo largo de todo el sur y este del país, y suman 25 víctimas fatales, 10 en Veracruz y 15 en Oaxaca.

En la vecina Guatemala, miles de personas también permanecen aisladas y sin abastecimiento a causa de unas lluvias históricas que costaron la vida a 65 personas desde finales de agosto, según un balance oficial comunicado el lunes, y a 272 desde el principio de la estación de lluvias en mayo.

En México, el mayor número de damnificados se concentra en Veracruz (500.000 según el gobernador Fidel Herrera), sobre el Golfo, mientras en el vecino estado de Oaxaca, sobre el Pacífico, la cifra llega a 290.000, según los balances de Protección Civil.

En la escuela Cuauhtemoc, convertida en albergue, Josefina Salazar, de 68 años, dice que éstas son las peores inundaciones que recuerda en Tlacotalpan, aunque reconoce que en 1969 el pueblo sufrió una de gran tamaño.

"Los abuelos nos decían entonces que nunca había caído tanta agua, pero lo de ahora es peor", asegura mientras se abanica e intenta espantar los insectos que se multiplican entre las aguas estancadas, que en algunas zonas ya expelen un olor fétido.

Tlacotalpan, un poblado con coloridas casas coloniales y un conjunto arquitectónico que fue declarado en 1998 como patrimonio de la Humanidad, pidió ayuda a la Unesco para evaluar los daños en 540 edificaciones y monumentos históricos, indicó la alcaldesa.

El pueblo vive del turismo en una zona pesquera y sus habitantes esperan que el flujo de visitantes se reanude una vez pase la emergencia. Como Jesús Balbuena, que mientras realiza el drenaje de la plaza principal junto a otros voluntarios comenta: "Yo confío en que los turistas vuelvan una vez bajen las aguas. De lo contrario no sabríamos qué hacer".

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