| diciembre 9, 2010
China emprenderá en pocas semanas un proyecto mastodóntico: reubicar a casi tres millones de campesinos procedentes de tres ciudades de la provincia de Shaanxi, en el centro del país. Aunque los desplazamientos de población son algo habitual -este año unas 70.000 personas tuvieron que dejar sus pueblos en la provincia de Hubei para permitir un mastodóntico trasvase en Danjiangkou, en la cuenca del río Yangtsé-, nunca se había movido a tanta población, según explica el diario China Business View.
No es la primera vez
Para construir la presa de las Tres Gargantas, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, se había recolocado en otros pueblos a un millón y medio de personas, pero se trataba de la mitad de gente que en esta ocasión. Las autoridades insisten en que esta gigantesca migración forzosa, que empezará en enero y tardará 10 años en completarse, se hace para mejorar la calidad de vida de quienes viven en áreas remotas, sin infraestructuras. Además, en Shaanxi, la provincia minera por excelencia, son frecuentes los temblores y corrimientos de tierra.
El verano pasado una veintena de personas murieron a consecuencia de la crecida de un río. En la memoria colectiva perdura además el terremoto del pasado abril en Qinghai, en la meseta tibetana, que provocó casi 2.000 muertos. Y el de 2008 en Sichuan, que se cobró 65.000 vidas.
Tema controvertido
Pese a todo, el tema de los desplazamientos de población es muy controvertido en este país. En algunas ocasiones éste se realiza porque se necesitan construir infraestructuras como presas para reasignar recursos entre provincias. Pero en muchos casos ha sido también la especulación inmobiliaria la que ha provocado la expulsión de millones de habitantes de sus casas, por ejemplo cuando se construyó la Expo de Shanghai o cuando se levantaron las instalaciones de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Hubo ciudadanos satisfechos con las indemnizaciones y con sus nuevas viviendas. Pero otros nunca recibieron el dinero y han sufrido represalias por protestar. Esto es precisamente lo que temen los habitantes forzados a emigrar en Shaanxi. Las autoridades de momento les han prometido un piso de 70 metros cuadrados por familia y formación para encontrar empleo allá donde tengan que reestablecerse. En pocos días empezarán a hacer las maletas.
