Cinco cosas que hay que saber sobre Grecia durante la visita del papa

Internacional

En Atenas, cuna de la civilización occidental, el papa Francisco empieza el sábado una visita de dos días y medio a Grecia, un país con una profunda fe cristiana ortodoxa, incluso reconocida en la Constitución.

Veinte años después de la primera visita de un papa a la capital griega, el pontífice tratará de reforzar los vínculos con los cristianos ortodoxos y volverá a la isla de Lesbos, emblema de la crisis migratoria adonde acudió en 2016.

A continuación cinco cosas a saber sobre Grecia, enclavada entre Oriente y Occidente:

Antigüedad e Imperio bizantino

Símbolo del país, la Acrópolis de Atenas encarna el apogeo de la era clásica de la Antigüedad griega con sus grandes filósofos cuya influencia resuena todavía hoy.

Provincia oriental del Imperio romano, Grecia acoge al apóstol Pablo de Tarso en Atenas, Corinto y en el norte del país.

Tras la creación de la Iglesia ortodoxa oriental en Constantinopla, el griego medieval se convierte en la lengua dominante de la capital del Imperio bizantino, parte integrante del patrimonio griego.

La cisma de 1054 y el saqueo de Constantinopla durante la cuarta cruzada en 1204 llevan a la ruptura entre las Iglesias de Roma y de Oriente, alimentando un espíritu antipapista que ha persistido hasta la actualidad.

Casi mil años después, en 2001, Juan Pablo II fue el primer papa en visitar Grecia, donde pidió "perdón" por los pecados de los católicos contra los ortodoxos, favoreciendo un principio de acercamiento.

La Grecia moderna

Grecia festejó este año el bicentenario de la guerra de independencia de 1821 contra la ocupación otomana, que condujo nueve años después a la creación del Estado griego con la ayuda de Europa.

Las potencias occidentales mantendrán después su apoyo político y económico a este pequeño país de importancia geopolítica en el sureste del Mediterráneo, actualmente en las fronteras exteriores de la Unión Europea, a la que se adhirió en 1981.

La huella ortodoxa

La Iglesia ortodoxa de Oriente es "la religión dominante", estipula la Constitución, que otorga un rol primordial a la Iglesia, no separada del Estado.

En un país con un 86% de población ortodoxa, la minoría católica representa un 1,2% del total, 60.000 griegos y 250.000 fieles procedentes de migraciones.

El primado de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Grecia, el arzobispo Jerónimo II, aboga por abrir la institución, pero se topa con el ala dura del clérigo, que recuerda el peso de la historia y reivindica sus privilegios: salarios pagados por el Estado, ventajas fiscales y control de la inmensa fortuna eclesiástica.

La crisis financiera

Castigada por la crisis de la deuda de 2010, Grecia vivió ocho años de estricta austeridad, provocando un incremento del desempleo que alcanzó el 25% en 2012 y ahora todavía se sitúa cerca del 13%.

La recuperación de los últimos años, a costa de un fuerte endeudamiento con los sucesivos rescates internacionales, se debe sobre todo a la industria del turismo, que se mantiene como el motor económico, incluso en pandemia.

La travesía del Egeo

Las islas griegas en el norte del mar Egeo, frente a la costa truca, son desde 2015 objetivo de cientos de miles de refugiados que arriesgan su vida en precarias embarcaciones para llegar a la Unión Europea.

Más de 1.780 personas se ahogaron o desaparecieron en esa travesía desde 2014, la mayoría durante la crisis migratoria de 2015, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Acusando a su vecina y rival Turquía de "instrumentalizar" la cuestión migratoria, el gobierno conservador griego endureció la política en materia de asilo e integración.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 3.653 personas llegaron a las islas griegas en 2021. El ministerio griego de Migraciones asegura que es una disminución de más del 90%.

Pero las oenegés, ACNUR y varios medios ven el resultado de las devoluciones ilegales, que consisten en impedir a los nuevos llegados presentar una solicitud de asilo y mandarlos por la fuerza hacia aguas turcas.

Atenas negó categóricamente estas prácticas.