EE.UU. refuerza ‘muro virtual’ con México y Centroamérica

Internacional

WASHINGTON: Estados Unidos construye desde hace meses otro muro con México y Centroamérica. No es una valla metálica ni tiene ladrillos. Se trata de un complejo entramado de políticas y acuerdos con los países de la región que restringen la llegada de cientos de miles que huyen de la miseria y la violencia.

La promesa del Gobierno de Donald Trump es combatir el tráfico de personas y garantizar un tránsito seguro, pero organismos internacionales y organizaciones civiles denuncian que las nuevas medidas provocan el efecto contrario: detenciones masivas, violaciones de derechos humanos y un cuello de botella institucional que deja desprotegidos y en condiciones precarias a decenas de miles de solicitantes de asilo.

Paralelamente los aboca a las selvas y la clandestinidad, expuestos a los traficantes de personas y la policía. Todo esto, lejos de territorio estadounidense. "Estamos viendo la consolidación de una 'frontera virtual", afirma Aaron Reichlin-Melnick, analista del Consejo Americano de Inmigración.

Los cuestionamientos se centran en que los países centroamericanos no tienen recursos para gestionar la crisis migratoria que azota a la región. "Si se avanza en estos temas, va a aumentar la carga para países como Guatemala, Honduras y El Salvador, que no tienen mucha capacidad", advertía en una entrevista con EL PAÍS Filippo Grandi, titular del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también criticó los pactos de mano dura. "Las políticas actualmente en marcha en EE UU, México y varios países centroamericanos ponen a muchos migrantes en peligro de sufrir violaciones de derechos humanos y abusos", sostuvo en septiembre en Ginebra, donde señaló que al menos 35.000 solicitantes de asilo han quedado varados en las zonas fronterizas mexicanas en lo que va de año.

Pero Trump, que construyó su campaña presidencial en 2016 en base con la retórica antiinmigrante, ya está trabajando de lleno para conseguir el segundo mandato en las elecciones del 2020. A pesar de que la construcción del muro fronterizo, su proyecto estrella, no ha avanzado al ritmo que deseaba, el republicano pretende continuar proyectando una imagen de mano dura con México para mantener contentos a sus filas.

En la intención de EE UU de delegar parte de la carga de la crisis y enfrentar la saturación de su sistema de asilo se entrañan otras contradicciones. Washington ha emitido en los últimos meses alertas de seguridad para que sus ciudadanos eviten viajar a los países del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), pero pone en marcha una política en la que se entiende que son sitios suficientemente seguros para refugiados y solicitantes de asilo. "No son países que garanticen condiciones de vida digna a sus propios habitantes, menos aún para ofrecer estas garantías a poblaciones que huyen por las mismas razones de sus respectivas naciones", insiste Celia Medrano, directora regional de programas de la organización Cristosal. "Estamos ante un doble discurso", sentencia Marcela Martino, del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional.

Por: Elías Camhaji/ Antonia Laborde