Tras informes de la Fuerza Espacial Estadounidense que habrían demostrado que Rusia habría realizado pruebas con armamento capaz de destruir satélites en el espacio; los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido apuntaron hacia el Kremlin calificando la acción como una amenaza "real, seria y creciente".
Desde la Casa Blanca recalcaron que estas son nuevas evidencias de los continuos esfuerzos de Rusia por desarrollar y probar sistemas espaciales, lo que encajaría en una doctrina militar del Kremlin, de emplear armas que mantienen los activos de EEUU y sus aliados, según apuntó el general de la Fuerza Espacial de EEUU, John W. Raymond.
Rusia no escatimó en su respuesta, y a través de un comunicado afirmó que todo forma parte de una campaña para desacreditar las actividades espaciales rusas.