Hamas cumple cinco años atrincherado en el gobierno de Gaza


Los islamistas de Palestina fueron en algún tiempo respetados como una alternativa supuestamente honesta frente a los corruptos adversarios laicos: el grupo Fatá apoyado por Occidente y dirigido por Yaser Arafat hasta su muerte en 2004. Pero ese brillo se ha desvanecido casi totalmente al tiempo que la abatida Gaza se vuelve más pobre y más dependiente de ayuda.


Noticia Radio Panamá | Hamas cumple cinco años atrincherado en el gobierno de Gaza

| junio 23, 2012


En cinco años de gobierno en la Franja de Gaza, el grupo Hamas ha establecido un miniestado autoritario funcional con una acentuado dejo islámico y un control tan firme de la situación que ni siquiera una improbable ocupación militar de Israel desplazaría a los milicianos.

Los islamistas de Palestina fueron en algún tiempo respetados como una alternativa supuestamente honesta frente a los corruptos adversarios laicos: el grupo Fatá apoyado por Occidente y dirigido por Yaser Arafat hasta su muerte en 2004. Pero ese brillo se ha desvanecido casi totalmente al tiempo que la abatida Gaza se vuelve más pobre y más dependiente de ayuda.

Existe la percepción de que la corrupción de los tiempos de Fatá ha persistido en el gobierno de Hamas, pues vehículos de lujo como Audis, Porsches y Hummers son conducidos por las calles con baches por una nueva clase adinerada de comerciantes del mercado negro que se benefician del régimen.

Para los inclinados a combatir a Israel, incluso ese aliciente ha desaparecido debido a que Hamas ha estado generalmente en tregua en los últimos años.

En las calles de Gaza, la amargura parece un estado de ánimo común.

"No digo que Fatá fuera mejor, pero cuando voté por Hamas, voté por el cambio", explicó Fahmi Khamis, que tiene 42 años y vende artículos domésticos hechos en China en un mercado a la intemperie en la ciudad de Gaza. "Eso no ocurrió. Por el contrario, perdimos mucho".

Este mes se cumplen cinco años desde que Hamas ocupó violentamente Gaza en una breve guerra civil, un año después de ganar las elecciones parlamentarias en 2006 y luego de un gobierno conjunto con Fatá. El aniversario llega en un momento tenso en la región. Su grupo originario, la Hermandad Musulmana, está enfrascada en una lucha por el poder en el vecino Egipto. Los resultados de los competidos comicios presidenciales del pasado fin de semana son esperados de un momento a otro, y existe el temor generalizado de nuevos episodios de violencia si el candidato Mohamed Morsi, de la Hermandad, no es declarado ganador.

Gaza podría aprender algunas lecciones sobre lo que seguiría en Egipto si los islamistas llegan finalmente al poder en ese país. La inclinación a buscarlas es muy natural: Hamas fue el primer sector de la Hermandad Musulmana, con ascendencia regional, que tuvo la oportunidad de gobernar.

Pero las diferencias son considerables entre el Egipto extenso y orgullosamente independiente, y la diminuta Gaza, con su narrativa de victimización, los enfrentamientos con Israel y las diferencias con Cisjordania todavía gobernada por Fatá.

Y para otros islamistas en su apogeo -no sólo en Egipto, sino en Túnez, Libia y otras naciones transformadas por la llamada Primavera Arabe- el experimento de Hamas en Gaza parece en general un asunto bochornoso.

"Si (los movimientos islámicos) observan a Hamas, es como un modelo negativo de lo que ocurre si ganas elecciones muy pronto y tienes condiciones internacionales desfavorables", dijo Nathan Brown, de la organización privada Fondo Carnegie para la Paz Internacional.

Desde el momento en que Hamas se hizo en Gaza del poder que tenía el sucesor de Arafat, el presidente palestino Mahmud Abbas y las autoridades de Israel y Egipto sellaron las fronteras del territorio y una gran parte del mundo boicoteó a los islamistas por negarse a renunciar a la violencia y a reconocer a Israel.

La economía se vino abajo y pasó a depender del contrabando introducido mediante túneles bajo la frontera egipcia para eludir el bloqueo. También depende del organismo asistencial de la ONU que atiende a dos terceras partes de la población, de la generosidad de Irán y de las persistentes transferencias de dinero del gobierno de Abbas en Cisjordania para decenas de miles de servidores públicos en favor de Fatá que recibieron salarios para que no trabajaran para Hamas.

Hoy en día, el bloqueo -aunque disminuido ligeramente en los dos últimos años- sigue impidiendo la recuperación económica y frena los muy necesitados proyectos de infraestructura, como la construcción de plantas para el tratamiento de aguas residuales.

El producto general per capita ha bajado 17% en los últimos siete años, el 90% del agua potable no es apto para el consumo sin tratamiento y 90 millones de litros (casi 24 millones de galones) de aguas residuales con al menos un tratamiento parcial son vertidos al mar todos los días, según cifras de la ONU. Un tercio de la fuerza laboral carece de empleo.

Al mismo tiempo, el mercado negro y el gobierno de un solo partido sin oposición crearon una nueva clase acaudalada. La falta de supervisión en los millones de dólares de la ayuda anual de Irán y de donantes árabes privados ha favorecido los rumores de corrupción pública. Los traficantes de mercancías por los túneles son vistos a bordo de vehículos fantásticos.

album-art

Sorry, no results.
Please try another keyword
00:00