Los yihadistas retornados de Siria desafían la seguridad en Europa


Más de un centenar de combatientes han regresado a Bélgica, incluido al menos uno de los suicidas de los ataques de Bruselas


Noticia Radio Panamá | Los yihadistas retornados de Siria desafían la seguridad en Europa

| marzo 27, 2016


El belga Najim Laachraoui se sumó a las filas del Estado Islámico en Siria hace tres años. El otoño pasado, le localizaron en un control de carretera en la frontera austrohúngara. El martes se hizo saltar por los aires matando a 14 personas. También otro kamikaze del aeropuerto de Bruselas, Ibrahim el Bakraoui, fue detectado intentando entrar en Siria antes de volver a Europa. Seguir de cerca a los retornados, entrenados en el uso y la fabricación de armas, es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta Bélgica. Al menos 117 yihadistas han regresado al país y otros 56 han intentado volver sin conseguirlo, según el recuento oficial.

Fuentes que mantienen contacto con los retornados explican que muchos se sienten defraudados cuando desembarcan en Siria. Que aquella no es la maravilla que les habían vendido. Otros directamente vuelven con la cabeza perdida. “Se creen que van a vivir la vida del profeta y cuando llegan allí, no se encuentran con los ángeles”, resume Benabderrahmane Hoane, Abu Yusuf, un conocido imam reformista de Bruselas.

Les decepcionan también las condiciones de vida que les golpean como una bofetada, cuenta Ali Abetttouy, un trabajador social cuya misión es dialogar con jóvenes y disuadirles de la huida. “La gente ve lo que pasa en Siria y consideran que es una causa justa que quieren defender. Les dicen que allí tendrán mujeres, un jeep, mansiones y que además contribuirán a levantar el califato. Quieren ser supermusulmanes”. Abetttouy se sienta con los chicos a ver vídeos que les llegan por la red. La idea es ir desmontando los clichés con los que los extremistas les tatúan el cerebro.

Pieter Stockman, coautor de La caravana de la Yihad, donde describen casos de retornados belgas, cree que a pesar de que la mayoría vuelven decepcionados, basta que uno vuelva con una misión, para sembrar el terror. Advierte también que la posible decepción no implica deponer la ideología califal que les atrajo en primer lugar. “Igual no quieren estar en la guerra, pero no dejan atrás la ideología del ISIS”.

Un caso claro es el de Michael Younès Delefortrie, también conocido como el panadero del Daesh, que regresó a Amberes tras pasar un mes en Siria hace dos años y que, preguntado a su vuelta por los medios locales, dijo que no solo no se arrepentía, sino que además aseguraba que en cuanto tuviera ocasión volvería al Estado Islámico. Escribió también un libro, ya en Bélgica, en el que dice: “Cuando volví de Siria, ningún psicólogo ni ningún psiquiatra me preguntó si tenía un traumatismo de guerra, si las imágenes me provocaban angustia. No recibí ninguna ayuda”. Stockman piensa que el seguimiento psicológico es fundamental. “Son gente con muchos problemas. Ir a Siria es solo un acto más de desesperación y de buscar un sentido a su vida”.

Vilvoorde es una ciudad flamenca próxima a Bruselas que se dio a conocer al mundo por el alto índice de jóvenes radicalizados que albergaba. Ahora se ha convertido en un referente mundial de lucha contra el radicalismo. El trabajo conjunto de la mezquita, los trabajadores sociales y las autoridades municipales han conseguido frenar en seco la salida de yihadistas. De ser, junto con Molenbeek, el gran punto de partida hacia Siria, con 28 combatientes en pocos meses, ha pasado a no ver salir a ninguno desde mayo de 2014. Ocho han regresado.

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