Desde el pasado jueves 22 de octubre, miles de mujeres en Polonia han salido a las calles, tras el partido ultraderechista Ley y Justicia, pidiera el imposibilitar el aborto en caso de malformación de un feto.
Una de las leyes más restrictivas en cuanto a derechos reproductivos de Europa, pero que ante 119 diputados denunciantes representaba ‘’legalizar la eugenesia’’.
La decisión tomada por la jueza, Julia Przylebska, creo polémica ante la población femenina, no solo por las consecuencias en la salud de las madres o de los recién nacidos, sino porque fue una ley dictaminada por alguien nombrada justo después de la reforma judicial del PiS que facilitó que llegara al cargo erosionando la independencia de la Justicia según numerosos analistas y la propia Comisión Europea.
Numerosas asociaciones que velan por los Derechos Humanos han puesto en tela de duda la sentencia, incluyendo a la comisionada de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunka Mijatovíc y al exprimer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk.
El pulso, iniciado en 2017, deja a miles de polacas sin asistencia legal en caso de muerte fetal, enfermedades graves o deformidades incompatibles con la vida.