Este jueves, miles de manifestantes concentrados en la cairota plaza Tahrir recibieron con rabia y tristeza el discurso del presidente egipcio.
| febrero 10, 2011
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ratificó que seguirá en el poder hasta las elecciones de septiembre y rechazó "aceptar que se nos impongan cosas desde afuera", tras lo cual cientos de miles de manifestantes repudiaron la continuidad del regimen en la 17ma. jornada de protestas.
El discurso fue seguido por cientos de miles de personas en la plaza Tharir, y al concluir gritaron "que se vaya", en una jornada en la cual circularon versiones de la renuncia de Mubarak y que sería reemplazado por el vicepresidente, Omar Suleiman.
Mubarak aseguró "estoy escuchando sus reclamos", los que calificó de "justos y legítimos" pero enfatizó: "no abandonaré este país hasta que me entierren aquí".
También habló de "rectificar los errores cometidos" y en referencia a los actos de violencia que causaron heridos y más de 300 muertos dijo que los responsables "serán juzgados".
"No puedo aceptar que se nos impongan cosas desde afuera", afirmó Mubarak, en clara alusión a Estados Unidos, cuyo presidente, Barack Obama, hoy "estamos siendo testigos de la historia, de las transformación en Egipto y la gente exige el cambio".
Sin renunciar como esperaban los manifestantes, reiteró que "no voy a participar en las elecciones, cumpliré con las responsabilidades de proteger la Constitución y el pueblo hasta la transferencia de poder, en forma pacífica" luego de las elecciones de septiembre.
Al tiempo que explicó que cederá parte de sus poderes en favor de Suleiman, se avanzará en eliminar la ley de emergencia "en el momento en el cual se reanude la estabilidad".
Mubarak llamó a "restablecer la confianza entre entre los egipcios, en la economía", tras admitir que la situación nacional es "difícil" y "no podemos permitir que esto continúe porque daña día a día la imagen del país".
Poco después, habló por televisión el vicepresidente Suleiman, quien dijo que supervisará una "transición pacifica" y ratificó la continuidad del "diálogo político".
Suleiman, al igual que Mubarak, se refirió a los jóvenes y habló de "revolución de los jóvenes", a quienes instó a "volver a sus casas, a sus trabajos, el país los necesita".
"No escuchen a la televisión por satélite que no tiene ningun otro objetivo que propagar el caos, escuchen a sus conciencias y el sentido comun", pidió Suleimán, abonando la teoría gubernamental de la supuesta infiltración de extranjeros.
