El vicepresidente y ministro de Exteriores de Panamá, Samuel Lewis Navarro, aseguró que su país no es un «paraíso fiscal» y que las particularidades de su economía son perfectamente compatibles con la integración regional y la asociación económica con la Unión Europea y Estados Unidos.
| junio 22, 2009
Las secuelas de la crisis financiera internacional colocaron hace meses a Panamá en el ojo del huracán y de los países del G-20. En abril, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calificó a este país de "paraíso fiscal".
Además, lo incluyó en una lista de 38 naciones que se habían comprometido a respetar las normas internacionales sobre intercambio de información fiscal, pero no había materializado esas promesas.
"El modelo económico de Panamá funciona y tiene perspectivas muy positivas hacia el futuro, pero como cualquier modelo económico, tiene que ir evolucionando en el tiempo", reconoció Lewis a menos de dos semanas para que el gobierno del presidente Martín Torrijos concluya su mandato.
El jefe de la diplomacia panameña subrayó que "parte de la capacidad" que ha tenido Panamá para paliar los efectos de la crisis global "ha sido que la solidez de los distintos sectores económicos que se han venido construyendo en Panamá es real". Como ejemplo, destacó el proyecto de ampliación del canal.
"No es sentarnos a cosechar sobre el canal actual sino emprender el proyecto más ambicioso que hemos emprendido los panameños en nuestra historia", dijo en referencia a la obra, de unos US$5.200 millones de presupuesto para "adecuar el canal a las necesidades del siglo XXI".
Uno de los temas que más esfuerzos ocuparon a la Cancillería panameña en los últimos cinco años fue el Tratado de Promoción Comercial con Estados Unidos (TPC), un acuerdo firmado en 2007 y ratificado ese mismo año por el país del istmo, pero que aún aguarda la aprobación de los congresistas estadounidenses.
"¿Cuándo se hará (la ratificación)?. Está fuera del alcance de Panamá hacer nada al respecto", confesó Lewis.